lunes, 26 de mayo de 2014

¿TEMPLO DE SANTA TERESA LA ANTIGUA O CONVENTO DE SAN JOSÉ?


¿TEMPLO DE SANTA TERESA LA ANTIGUA O CONVENTO DE SAN JOSÉ?
Por P. Parra Fdez.
La mayoría de nosotros hemos caminado desde el Zócalo hasta la calle de Correo Mayor, por Moneda, por el costado norte del Palacio Nacional. Cuando llegamos a la esquina en donde estuvo la primera imprenta del continente, vemos casi al fondo una  iglesia que está en la calle de Licenciado Verdad, entre Moneda y República de Guatemala. Este templo se llama Santa Teresa la Antigua.
Cuenta la tradición que en 1613, durante la travesía de un barco hacia América: una tempestad estuvo a punto de colapsar a la nave en la que viajaba el arzobispo Juan Pérez de la Serna, el cual prometió a Teresa de Ávila establecer un monasterio carmelita en la Nueva España si se salvaba de tal acontecimiento. Ya en la capital, el arzobispo tramitó el permiso para la fundación y nombró a las monjas Inés Castillet y Mariana de la Encarnación herederas de los solares de Juan Luis de Riveral, quien había querido solventar los gastos de la construcción del convento. Diversos personajes apoyaron tal labor, como el oidor Longoria, la marquesa de Guadalcazar y varias personas más.
El arquitecto fue Cristóbal de Medina, quien diseñó las dos portadas que llevan columnas salomónicas pareadas. El exterior del templo tiene sillares de tezontle rejunteados con argamasa, rodapié de chiluca grisasea y tres cuerpos separados por banquetones de piedra y contrafuertes. En marzo de 1616 fue fundado el convento, cuyo nombre fue San José de las Carmelitas Descalzas. En ese momento ya contaba con  la iglesia, la sacristía, los coros alto y bajo, los confesionarios, el locutorio y algunas celdas. El convento, como dijimos,  se dedicó a San José y la iglesia fue conocida con el nombre de “Santa Teresa la Antigua”. En este claustro, se observó la más severa disciplina, al grado de que tuvo una cárcel para los casos de faltas extremas. No había en él  sirvientas ni esclavas, sólo jóvenes que anhelaban la vida religiosa. A este convento se incorporó  nuestra gran Sor Juana Inés de la Cruz, pero debido a la austeridad de la orden, y por salud, salió de él para ingresar al convento de San Jerónimo.
En 1684, el capitán Esteban de Molina reconstruyó la iglesia, la cual fue dedicada a Nuestra Señora de la Antigua. El capitán y su esposa fueron nombrados patronos en 1695. La capilla del Señor de Santa Teresa, obra del arquitecto don Antonio Velásquez de González fue decorada por los artistas de la Academia, Rafael Jimeno y Planes  y Manuel Tolsá,  y fue dedicada el 17 de mayo de 1813. Las pinturas de Rafael Jimeno se perdieron durante el terremoto de abril de 1845, que también derrumbó la cúpula y el ábside de la iglesia. La reconstrucción duró 13 años. El autor del nuevo domo, de doble bóveda, fue el prestigioso arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien finalizó sus trabajos en 1859. Allí pinto Juan Cordero el tema de Dios Padre y las virtudes cardinales y teologales.

En 1863, debido a las Leyes de Reforma, se dio la exclaustración de las carmelitas descalzas y a partir de entonces el edificio se destinó a diversas funciones: cuartel militar, escuela normal  y la Universidad de Vasconcelos; aunque también dio albergue a la imprenta del Diario Oficial y al Archivo de la Secretaría de Hacienda.

En 1989, el templo fue dedicado al arte contemporáneo como la instalación, el performance y el arte objeto.  A partir de 1993, es la sede de EX-Teresa/Arte Actual, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
En donde estuvo parte del convento, está el Palacio de la Autonomía Universitaria de la UNAM, en donde hay  un museo, exposiciones y un CELE.



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