EL PALACIO DE LOS CONDES DE SANTIAGO DE CALIMAYA
Por P.Parra Fdez.
El actual Museo de la Ciudad de México, albergó
entre el siglo XIX y la primera mitad del XX diversas tiendas, incluso
peleterias y curtidoras donde el olor emanado de las pieles de los animales no
era nada agradable. Alguna vez las
charlas de la abuela y mamá estuvieron vinculadas con esas tiendas, por los
años 40’s y principios de los 50’s.
El palacio parecía vecindad y se necesitaba de mucha imaginación para
poder recrear la vida y el esplendor que pudo tener en el siglo XVIII.
Se sabe que desde el siglo XVI ya había una casa,
de Juan Gutiérrez Altamirano, quien tuvo un Mayorazgo cuyas propiedades fueron
diversas, incluyendo la población de Calimaya, en el actual Edo Mex. Con el
paso del tiempo el Mayorazgo se volvió un Condado. El título de Conde de
Santiago de Calimaya fue dado a Fernando de Altamirano y Velasco en 1616 por el
rey de España Felipe III. A partir de aquél, 14 descendientes más tuvieron ese
título nobiliario.
No hay documentos que digan como era la casa o el
primer palacio, pero el actual que podemos ver y disfrutar se empezó a
construir en 1776. El encargado de dicho proyecto fue el afamado maestro
arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres (quien diseñó la bellísima
iglesia de “El Pocito” en la Villa de Gpe.). Costó $130 mil pesos (oro) y se terminó en 1779. Reutilizó
la cabeza de serpiente que había sido parte del área sagrada del Templo Mayor
mexica y que podemos ver en la esquina del palacio, a manera de base. La belleza del diseño es obvia, además
de que posee detalles que hacen de este palacio una obra de arte del siglo
XVIII, como los botaguas o gárgolas en forma de cañón (casi únicos en su tipo),
que podemos ver desde la calle, así como la estupenda fuente con una sirena de
doble cola, enmarcada de una concha y la magnífica puerta cuya instalación fue
todo un suceso, según crónicas de la época.
Afortunadamente en 1964 el gobierno capitalino
adquirió el inmueble para convertirlo en museo. El arquitecto Pedro Ramírez
Vázquez fue el encargado, junto con un equipo de especialistas, en adecuar el
palacio para ser el Museo de la Ciudad de México. Ojalá volvamos a ver algunas
de sus salas dedicadas a la historia y evolución de nuestra ciudad, como alguna
vez estuvieron.
Les compartimos una antigua fotografía del
palacio cuando tenía locales en sus bajos.
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