lunes, 22 de junio de 2015

VISITAS GUIADAS CON HISTORIA



CUANDO EL PALACIO VIRREINAL FUE QUEMADO Y CUANDO SE ENCONTRARON LA PIEDRA DEL SOL Y LA COATLOCUE

Por P. Parra Fdez.


En 1692 hubo una hambruna terrible, debida en parte, x una inundación el año anterior, que redujo la producción de granos y la gente no conseguía que comer y el maíz y el trigo, sobre todo el primero, lo tenían guardado en la Alhóndiga (en los terrenos del cabildo) y hubo un motín (“El Motín del Hambre”), la gente quemó el palacio virreinal y las casas del cabildo. También destruyeron los puestos, que ya se llamaban, El Parian, que había y se despejó la plaza. En una pintura del renombrado pintor Cristobal de Villalpando, de 1695, uno de los más importantes de la Nueva España, podemos ver la parte sur del Palacio semidestruido. Este cuadro es una fuente primaria maravillosa que nos informa de todo lo que sucedía en la plaza, moda, hombres con las nuevas modas francesas de pelucas, como dijo mi profesor el Dr. Antonio Rubial, a este cuadro sólo le faltan los olores y los ruidos y ya. Pintura que por desgracia está en Londres y no aquí.
Después de ese evento, el 17 de agosto de 1695 el virrey Gaspar de la Cerda, Conde de Galve mandó construir con piedra y mortero un mercado que vendía productos traídos de Asia, a través de la Nao de China y que se parecía a otro de Filipinas llamado, El Parían, por ese motivo a este mercado “fino” también se le llamó así. Independientemente de que ya había un mercado de dos pisos, con espacios para la venta de diversos productos, la gente, puso puestos afuera y durante la mayor parte del s. XVIII, la Plaza de Armas o Principal o Mayor, se vio llena de dichos puestos. En una pintura que se ve el cortejo de un virrey, se ve el conglomerado callejero, además de la fuente había una horca. La fuente central siempre estaba llena de suciedad y el desorden siguió, hasta que apareció uno de los mejores virreyes de la Nueva España, un criollo, orgullosamente americano, nacido en La Habana, el segundo Conde de Revillagigedo, don Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla Horcasitas y Aguayo, quien gobernó de 1789 a 1793. Influenciado por las ideas de la Ilustración, comenzó una amplia serie de reformas urbanas. Drenajes, reconstrucción y cancelación de acequias, alineamientos, la eliminación del rastro al costado oriente de catedral, la dotación de agua, limpieza, recolección de basura y deshechos orgánicos, asoleamiento y eliminó la fuente (que según las crónicas era la mar de sucia y apestosa), la horca y la picota. De refilón niveló la plaza dejando de ser de tierra para colocársele piedra.
Durante estas obras se descubrieron “casi a raíz” La piedra del sol y la Coatlicue, las cuales el gobierno virreinal reconoció y adoptó como símbolos de la cultura anterior, del conquistado. Ambas esculturas se conservaban como muestra de que los conquistadores españoles dominaron una ciudad y una sociedad, y no simplemente un territorio de salvajes. La primera se colocó a un costado de la torre oeste de la catedral para ser exhibida públicamente, la segunda se llevó a los patios de la antigua universidad. También en este período se encontró la Piedra de Tízoc.
Junto a estas acciones reformadoras Revillagigedo decidió “hermosear” la Plaza Mayor y para ello ordenó y limitó espacialmente las múltiples actividades que en ella se realizan. Sacó a los puestos de la plaza que estaban junto al Parián. Despejó el área. La cercó con unas cadenas, dando una forma rectangular que tenían unos postes pequeños en cada esquina. Aunque la gente podía transitar. Por sus reformas lo consideraron “el primer urbanista moderno” de la Nueva España.

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