¿TEMPLO DE SANTA TERESA LA ANTIGUA O CONVENTO DE SAN JOSÉ?
Por P. Parra Fdez.
La mayoría de nosotros hemos caminado desde el Zócalo hasta la calle
de Correo Mayor, por Moneda, por el costado norte del Palacio Nacional. Cuando
llegamos a la esquina en donde estuvo la primera imprenta del continente, vemos
casi al fondo una iglesia que está
en la calle de Licenciado Verdad, entre Moneda y
República de Guatemala. Este templo se llama Santa Teresa la Antigua.
Cuenta
la tradición que en 1613, durante la travesía de un barco hacia América: una
tempestad estuvo a punto de colapsar a la nave en la que viajaba el arzobispo
Juan Pérez de la Serna, el cual prometió a Teresa de Ávila establecer un
monasterio carmelita en la Nueva España si se salvaba de tal acontecimiento. Ya
en la capital, el arzobispo tramitó el permiso para la fundación y nombró a las
monjas Inés Castillet y Mariana de la Encarnación herederas de los solares de
Juan Luis de Riveral, quien había querido solventar los gastos de la construcción
del convento. Diversos personajes apoyaron tal labor, como el oidor Longoria,
la marquesa de Guadalcazar y varias personas más.
El
arquitecto fue Cristóbal de Medina, quien diseñó las dos portadas que llevan
columnas salomónicas pareadas. El exterior del templo tiene sillares de
tezontle rejunteados con argamasa, rodapié de chiluca grisasea y tres cuerpos
separados por banquetones de piedra y contrafuertes. En marzo de 1616 fue fundado
el convento, cuyo nombre fue San José de las Carmelitas Descalzas. En ese
momento ya contaba con la iglesia,
la sacristía, los coros alto y bajo, los confesionarios, el locutorio y algunas
celdas. El convento, como dijimos, se dedicó a San José y la iglesia fue conocida con el nombre
de “Santa Teresa la Antigua”. En este claustro, se observó la más severa
disciplina, al grado de que tuvo una cárcel para los casos de faltas extremas.
No había en él sirvientas ni esclavas,
sólo jóvenes que anhelaban la vida religiosa. A este convento se incorporó nuestra gran Sor Juana Inés de la Cruz,
pero debido a la austeridad de la orden, y por salud, salió de él para ingresar
al convento de San Jerónimo.
En
1684, el capitán Esteban de Molina reconstruyó la iglesia, la cual fue dedicada
a Nuestra Señora de la Antigua. El capitán y su esposa fueron nombrados
patronos en 1695. La capilla del Señor de Santa Teresa, obra del arquitecto don
Antonio Velásquez de González fue decorada por los artistas de la Academia, Rafael
Jimeno y Planes y Manuel Tolsá, y fue dedicada el 17 de mayo de 1813.
Las pinturas de Rafael Jimeno se perdieron durante el terremoto de abril de
1845, que también derrumbó la cúpula y el ábside de la iglesia. La
reconstrucción duró 13 años. El autor del nuevo domo, de doble bóveda, fue el
prestigioso arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien finalizó sus trabajos en
1859. Allí pinto Juan Cordero el tema de Dios Padre y las virtudes cardinales y
teologales.
En
1863, debido a las Leyes de Reforma, se dio la exclaustración de las carmelitas
descalzas y a partir de entonces el edificio se destinó a diversas funciones:
cuartel militar, escuela normal y
la Universidad de Vasconcelos; aunque también dio albergue a la imprenta del
Diario Oficial y al Archivo de la Secretaría de Hacienda.
En
1989, el templo fue dedicado al arte contemporáneo como la instalación, el performance
y el arte objeto. A partir de
1993, es la sede de EX-Teresa/Arte Actual, del Instituto Nacional de Bellas
Artes.
En
donde estuvo parte del convento, está el Palacio de la Autonomía Universitaria
de la UNAM, en donde hay un museo,
exposiciones y un CELE.
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